martes, 24 de marzo de 2015

Silvio



Silvio Rodriguez ocupa un lugar primordial en mi vida. Es como si estuviera en la raiz de mi existencia como miembro de una familia como la mía, de orientación izquierdista cuya historia está marcada por la represión y persecución política. Antes de que yo viniera a este mundo, Silvio ya era un miembro del clan, sonando en los casettes que mis tíos tocaban despacito, para no levantar sospechas entre los vecinos, en una época en que las guitarras trovadorescas estaban prohibidas. Eran casettes de cintas carreteadas, que pasaron de mano en mano, de casetera en casetera, importando bastante poco si la calidad del audio era de estudio. Con que en determinado momento la voz del cubano sonara clara, fuerte y brillante cuando dijiese "La Rabia Es Mi Vocación", bastaba y valía la pena.

Se fue Pinochet pero quedaron los casettes. Quedó dando vueltas por mi casa el Días y Flores. Pronto se uniría el disco Silvio. También quedó en el aire la sensación de que nada iba a cambiar, de que los muertos murieron en vano, de que el regreso de la democracia a la larga iba a mostrar su verdadera cara: la de la derrota ideológica y cultural. Quedaba en el aire un sentimiento de melancolía. Las canciones de Silvio fueron parte de ello, y así las conocí, con mis viejos subiéndole a la radio para cantar "Sueño con Serpientes", apoyados con un cancionero viejo y amarillento, de esos que sobrevivieron a las peñas clandestinas. Cuando aprendí a tocar guitarra, lo hice con la especial motivación de aprender a tocar la canción "Quien fuera". Así lo hice y luego seguí con Juego que me regaló un 6 de enero, Compañera, El Mayor, Oleo de mujer con sombrero y Ojalá. Sus canciones me transportaban a una época que no viví, pero de la cual podía sentir la tensión en el aire y la necesidad de cambiar cada cuerda por un saco de balas. Sentía el romanticismo de una lucha argumentada con poesía, de lo bello de las guerrillas cotidianas, esas que al final del día te cansan o te animan pero que te hacen sentir vivo.

Y la guitarra era un reto para mi, como aprendiz. Recuerdo haber pasado días tratando de sacar La Maza. Al final la saqué y con el tiempo hice amigos silviófilos que me admiraban por como tocaba sus canciones, y me pidieron que se las enseñe. Silvio influyó un millón en que me convirtiera en músico. Hizo que naciera mi amor por la guitarra y que desarrollara mis primeros dotes como profesor. Porque enseñar a tocar una canción de Silvio, no es nada fácil. Menos cuando es un tema como La Era Está Pariendo un Corazón, y tiene ese juego con los bajos que hace contrapunto con la voz y le da mas fuerza a las palabras (en cualquier selva del mundo... en cualquier calleeeeeee...). Conocí las minas mas lindas e interesantes a través de Silvio. A una, cierta vez le canté Imagínate (que eres mi dama, mi ultimo sueño, mi mas roja flama...). Silvio en mas de una ocasión me ha dado en los carretes aquel lugar que la gente introvertida como yo nunca busca: el centro de la atención de todos. No puedo quejarme de pasar piola en las tertulias, como otros tipos de nerd.

No alcancé entrada para ir a verlo en mayo a Santiago. Las mas baratelis se vendieron en menos de media hora. ¡Imagínense que tuvo que agendar un tercer concierto! Si silvio hiciera un concierto gratuito en el Estadio Nacional, estoy seguro de que lo llena dos veces. Acá en Chile su música caló muy hondo, por todo lo que pasó y por todo lo que sus letras reflejaron. Estoy seguro de que acá se le quiere mas que en ningún otro país de latino-américa, con excepción de Cuba, claro que si. Silvio, no sería una mala idea que te rajes con un par de conciertos gratuitos, sobre todo para los de regiones. Acá en el sur, por ejemplo, te espera un montón de gente. Un concierto tuyo sería como el punto de encuentro de un montón de colectivos culturales y organizaciones ciudadanas que piensan igual pero que trabajan separados.

De todas formas, lo último que haré será darte las gracias por tu música, que no pasará nunca de moda, porque la urgencia de cambiar el mundo tampoco va a pasar de moda. Gracias Silvio, por ser parte de la banda sonora de mi vida.

viernes, 13 de marzo de 2015

Santiago de Fiesta


Que es lo que ocurre en Santiago en el día de hoy
que el planeta parece mejor
que habrá pasado con la congestión en el metro
que a su molestar no llegó
que significa esta plaga de gente contenta
silbando canciones de amor
y en que minuto llegó el viento sur que
barrió con la nube podrida de smog.

Los mentirosos se encierran en sus ministerios
los lobos rehuyen la luz
Los alacranes se esconden bajo de las piedras
vampiros detrás de una cruz
los diarios llegan en blanco o al menos no tienen
mentiras que puedan vender
y entre el cemento de los rascacielos el pasto
rebelde se atreve a crecer...

Que no se acaben los tiempos de fiesta, que el mundo
renuncie a su ritmo habitual
que el calendario convierta otro día en feriado
y el triste que salga a bailar
que el hombre de las promesas se tome un avión
a la isla de no regresar
y que en santiago se quede la gente que sepa cual
es el color de la paz.

Providencia, Septiembre del 2011