domingo, 10 de abril de 2016

La que sigue aquí, la que nunca se fue


Tomábamos una taza de café con mucha, mucha crema. Llegué a su casa a las 9, y cuando revisé el celular, ya eran las 1 y media de la mañana. Es que era demasiado tiempo sin hablar, lo cual no es sinónimo de no querer vernos. En realidad, volver a verla y conversar todo lo conversable en el mundo era una deuda conmigo mismo. Creo que a ella igual le pasaba eso. Conversamos de todo. Me contó sus dramas, su vida allá en el campo, sus peleas con los latifundistas que se quieren robar sus tierras, su visión del mundo, su metamorfosis como ser humano. Yo le conté también cosas mías. No tantas, claro. Yo soy así.

"Cuéntame tus sueños", me dijo. Le conté el último, ese que me ha tenido semanas tratando de darle una explicación. Su diagnóstico fue claro: "hay una energía ajena a tu familia en tu casa y debes sacarla de ahí. Por eso, al final luchas con la escoba contra esa mancha negra". Siempre tuvo ese don de ver lo que el resto no ve, sentir lo que el resto no siente y adelantarse a lo que el resto aún no vive. Para ella, es un don un poco maldito, porque a través de él, es consiente de la hipocrecía de la gente. Muchos le tienen miedo. En torno a ella, ha crecido una especie de leyenda negra. "Es como defenderte sin defenderte, así los huasos culiaos no te huevean tanto", le digo. Ella solo sonríe y me mira largamente. Y yo me derrito. Leyenda negra, maldición heredada de sus abuelos... no se. Para mi sigue siendo la de siempre. La de los guitarreos de Silvio en los recreos del liceo, la de los cassettes de Ismael Serrano, la de la batucada... la de la belleza indómita hoy vestida con ropas mapuches, asumiendo completamente su condición de mujer de la tierra .

Es la mujer más libre que he conocido en mi vida. Cada célula de su cuerpo es de una honestidad brutal. Cada ropaje, cada gesto, cada silencio, incluso, es coherente con ella. Cuando la gente descubre realmente quien es, dice, es realmente libre. "Así te traten de hueona loca o de bruja. Soy mapuche y que tanta hueá". ¿Puede una persona espantar espíritus malignos sólo con la promesa de ir a la casa en cuestión a hacer un zahumerio? Al menos, puedo asegurar que las malas vibras de mi casa ya no se manifiestan tan fuerte desde esa noche. Sólo una palabra tuya, bastará para sanarle, le decía un general romano a Jesús, y el enfermo se sanó. Pero Jesús no me consta que haya existido alguna vez, y ella está ahora enfrente de mi, en carne y hueso hablándome de mis ancestros, de que ellos dirigían el rumbo de mi vida, y que ya era hora que comenzara a investigar acerca de mis raíces. Que me sorprendería.

Si, estimada, estoy contigo cuando dices que el mundo es una real mierda. Que quizá, mejor no cultivar relaciones profundas que luego te puedan herir. Que lo único fructífero y esperanzador era educar a los niños desde la rebeldía. Que nuestra generación ya no cambió nada. Pero entre medio de tanta mala onda, que bueno fue haberte vuelto a ver. Que bueno saber que aquella loca que leía mis pensamientos incluso antes de verbalizarlos, que entendía mis arranques de soledad y compartía mi rechazo hacia cualquier símbolo de autoridad, aún está aquí, ahora convertida en un ser místico. Me contaste un secreto. Y vaya que secreto. Claramente ni siquiera aquí, en este blog, lo voy a revelar, porque es algo demasiado trascendente. Se que en un tiempo más ya habrás completado tu metamorfosis. Cuando ese momento llegue, quizá cobre sentido el hecho de haber sido yo quien escuchó aquel secreto, y honéstamente, no se si pueda responder íntegramente a esa tremenda responsabilidad.

Lo único cierto, por ahora, es que en un par de semanas más, iré a tu casa, en el campo. E iré como un soldado a la trinchera. Esa trinchera que te dejaron tus abuelos y que defiendes con uñas y dientes ante el asedio del latifundista usurpador. Estás sola allá, con tus hijos, y necesitas compañía. Llevaré varios libros para tu biblioteca. Enseñarle tu misma a tus hijos, renunciando a las escuelas es, en cualquier parte del mundo, una tarea titánica. Iré a tu casa con mi guitarra y tocaré Silvio mientras tú trabajas la tierra. Órdenes tuyas. Mejor no contradecirlas. Y tengo la sensación que estando allá descubriré cosas de mí que ni siquiera yo aun sé. Quizá mis ancestros me llevaron otra vez a cruzarme contigo en mi camino.

Pues entonces viene siendo la hora de que me empiece a sorprender.

jueves, 24 de marzo de 2016

Relato de un sueño


Hace un par de dias, tuve un sueño. No se si definirlo como pesadilla, pero me ha dejado pensando todos estos dias. Y es que vengo de hace bastante rato, yo diría un par de años, sufriendo de la llamada parálisis del sueño, esa que hace que creas que hay alguien dentro de la pieza cuando estás durmiendo con la luz apagada y que quiere hacerte daño, y no puedes moverte y te desesperas. Y crees que gritas con toda tu garganta y en realidad no te sale ni un solo sonido de tu boca. Y piensas que aquel fantasma que no ves, pero sientes mirarte, te va a abducir y te va a exiliar a otra dimensión.

Pero esta vez no se trataba de eso. Tuve un sueño con principio y fin. Empezaba en el nuevo colegio en donde estoy haciendo clases. La sala era completa de madera y estaba llena de alumnos, o no se si habrán sido alumnos, pero era gente. O más que gente, eran sombras que me miraban. Lo extraño es que había un pizarrón, de esos antiguos, de tiza. Pero yo escribía en las paredes. Escribía y escribía y lo que escribía se iba borrando casi automáticamente. Entonces notaba que los oyentes en la sala no estaban pendiente de mi, sino que de algo que pasaba afuera y que nadie me decía que era. Luego entran unas personas con cafeteras y tazas. Lo realmente extraño es que las cafeteras tenían caras humanas, de diferentes aspectos, diferentes gestos y expresiones y estaban como maquillados estilo payasos del circo Du Solei. La gente toma café y los que sirven van con sus cafeteras por todos los lados. Yo extiendo mi taza para que me den café y nadie me pesca.

Luego, recuerdo creer tener conciencia de que todo era un sueño, porque intenté despertar, pero no podía. Seguía metido ahí, en ese mar de gente tomando café. Pero en un instante, me veo solo en una pequeña pieza con apenas luz conversando y tomando tragos con un profesor de mi etapa de educación media, que hacía Historia y Geografía. Recuerdo siempre a este profe, porque tenía una parada según él muy irreverente y revolucionaria. Tenía fotos de Allende y el Che Guevara en su sala y un dibujo de Latinoamérica con varias banderas de EEUU enterradas en ella y desangrándola, estilo portada de Las Venas Abiertas de América Latina. Sabía mostrarse como todo un guerrillero. Postura que para mi no fue más que un burdo disfraz de papel lustre para ocultar si whiskierdismo: posteriormente se unió al comando de MEO y cuando el 2012 la nueva directora del liceo despidió a varios profesores que apoyaban al movimiento estudiantil, guardó un impune, asqueroso y cobarde silencio. Incluso discutí una vez con él por facebook por ese tema.

En fin. Me llamaba la atención estar con este tipo tomando y riéndonos a carcajadas de no se que. Eran carcajadas enormes, casi de locos desenfrenados. Creo que pensaba en si todo lo que estaba pasando era real. Pasó el rato y el profe salió de la pieza por una puerta y lo seguí y lo perseguí por una oscuridad tenebrosa. Pronto me di cuenta que estaba en el living de mi casa, y era de dia, pero estaba todo muy oscuro. Y me desesperaba, porque el profe había desaparecido y me encontraba en una ciudad a pleno dia, pero en tinieblas. Y sentía un tremendo miedo y esa sensación en el estómago que te da cuando sientes que eres ajeno a ese momento. Como si ni tu cuerpo ni tu casa fueran tuyas.

Luego de eso, me vi en mi pieza. Identifiqué mi lámpara regalona, esa que me compré en Valdivia en una venta de garage a 5 lucas. Estaba prendida y todo lo que estaba fuera de esa luz estaba en una oscuridad negra. Negrísima. Y reconozco mis libros en mi escritorio. De pronto, con una escoba, me veo como en un ataque de ira destruyendo todo lo que había en mi pieza. Rompo cuadros, ventanas, vasos, libros... de manera incontrolable. Es aquí cuando de la misma negrísima oscuridad sale una especie de mancha que agarra la escoba y comienza a forcejear conmigo. Yo lucho para que la suelte y trato de pegarle, pero la mancha me detiene cada golpe que le doy. Luego, me obliga a sentarme en mi cama y entonces me veo cada vez más tranquilo, junto a la mancha, que pareciera no querer irse de ahí hasta que me calme.

Y luego desperté sobresaltado. Pero me impactó tanto el sueño que agarré el notebook y describí en una hoja de word todo lo relatado para que no se me olvidara, porque bien saben ustedes que uno sueña un millón de cosas siempre y no de todos los sueños uno llega a acordarse permanentemente. Luego estuve como una hora pensando, hasta que volví a dormirme, pero esta vez no soñé nada.

He pasado estos dias contando mi sueño a diversas personalidades de mi entorno cercano y a todos les ha interesado escucharme. Y todos han tratado de dar sus interpretaciones. Una amiga me habló de inseguridad como docente, que yo era buen profe, pero no me la creía. Otro amigo me habló de mis abuelos muertos. Otros, más pragmáticos, me han dicho que me calme. Que a veces los sueños son fragmentos de recuerdos de cosas que pasan durante el dia. Pero no me convence aquello. Una amiga, por otro lado, me recomendó que me viera el tarot, pero con cartas españolas, porque según ella, son más específicas y asertivas que las otras. Pero he escuchado algunas historias de lecturas de cartas españolas que realmente dan un poco de susto.

Y sigo sobresaltado. Acepto interpretaciones, si alguien se atreve a hacer alguna. Cada vez creo más en estas cosas esotéricas como la interpretación de los sueños. Yo creo que algo me quiere decir mi subconsciente y es urgente saberlo.

Pero igual da miedo.

jueves, 4 de febrero de 2016

Cómo morir


Mi abuelo se está muriendo. Está internado en el hospital de Valdivia después de un ataque que tuvo al cerebro que no se bien como explicar porque no soy médico y de todas formas poco importa. Porque lo importante es que pronto va a morir y eso ha producido el cisma correspondiente en la familia. Porque por mucho que mentalmente nos viniéramos preparando desde ya hace algunos años para aceptar este momento, la partida del mayor de la familia si o si traerá los coletazos que en mayor o menor medida en todas las familias se producen: disputas por herencias, casas, hijas no reconocidas, rencillas del pasado... etc. Es algo inevitable, para lo cual no se si mi mamá y sus hermanos están preparados.

Pero mi abuelo aún no muere y está internado, como dije, en el hospital. Mis primas han ido a verlo a la sala en donde está su cama, inconsciente y lleno de todo un aparataje clínico y me han contado los detalles, y para mi, son más que suficientes. No he ido a visitarlo y creo que no lo haré, porque no quiero verlo lleno de tubos postrado en una cama. No quiero que ese momento sea el último recuerdo de él "vivo". No es un recuerdo digno de la persona que fue en el pasado. Aquella persona que combatió a la dictadura de frente, mientras otros se escondían en las embajadas. Aquel que en los momentos de mayor miedo prestó su casa para que militantes del MIR en clandestinidad planearan la resistencia. Aquel que iba a dejarle alimentos a la cordillera a los guerrilleros de Neltume. Aquel que fue uno de los primeros que se atrevió a discursear en público cuando comenzaban las protestas nacionales. Aquel que me regalaba dulces cuando era chico y cuando grande, expresaba siempre el orgullo que sentía por la persona en que me convertí. Por respeto a él y porque no quiero sentir más pena, no iré a visitarlo y me quedaré, como último recuerdo, con el almuerzo en el mercado que tuvimos junto a mi mamá, en donde se rajó con unos caldillos de congrio y una cerveza artesanal de un sabor exquisito.

Pero también no iré porque no me gustan los hospitales. Son lúgubres, tristes y la burocracia ligada a estos lugares hace que uno sienta que más que ir a ver a un enfermo, uno va a un servicio técnico a preguntar por el estado de un artefacto descompuesto. Es un lugar deshumanizante, más si es un hospital público y tienes que lidiar con estos médicos de mierda que están ejerciendo ahí solo porque la beca con la que estudiaron ponía como condición trabajar un par de años en el servicio público.No es un buen lugar para morir y así lo he manifestado en innumerables veces a mis viejos. Porque cuando llegan estos momentos en donde ves el actuar de la muerte tan de cerca, piensas en la tuya. Piensas en cómo te gustaría morir y como no. Por ejemplo, siempre he admirado la muerte guerrillera, a lo Che Guevara, a lo Miguel Enriquez. Peleando por algo justo, con toda tu integridad y un halo de dignidad que el olor a pólvora dificilmente podría tapar. Quizá también sería ideal morir haciendo un deporte extremo, como saltando al vacío desde algún edificio de esos que se ven en los Emiratos Árabes, que tienen como mil pisos. En cambio, no quisiera morir como Hanz Pozo, descuartizado, o como el Guatón Romo, solo, repudiado por todos y pestilente. Morir de diabetes debe ser horrible, así como morir de calor. Porque odio el calor con toda mi alma. Preferiría morir de frio, pero en la Antártida, porque debe ser bonito ese lugar.

Lo ideal, en todo caso, es seguir con vida. Porque amo la vida. Por eso mismo, nunca me suicidaría. Tampoco me quemaría a lo bonzo en la plaza como Eduardo Miño, por muy justas que sean mis demandas, porque ya sabemos que a los poderosos poco le importan los trabajadores quemados. Menos sueldos que pagar. Morir ahogado sería fatal. Lo peor es que no se nadar. Tampoco sería agradable morir de aburrimiento, porque es una muerte lenta. Morir haciendo el amor es el sueño de todo hombre. También morir en un viaje de LSD. Dicen que morir de paro cardiaco es desesperante. Me lo han dicho personas que han vuelto a la vida luego de haber muerto, haber visto la luz y sentir el ruido del enfermero reanimando su cuerpo. Gente de diversa calaña, con luces y sombras que han coincidido en que quizá no exista el infierno, porque aquel túnel de luces hermosas y esa sensación de paz está en todos los relatos. Quien sabe. De todas formas, si existe el infierno, para allá se van todas las pornostar, las estrellas de rock, los intelectuales más destacados del ateismo y un montón de gente como uno que en más de una ocasión ha escupido en la cara de Dios. Con toda esa gente uno no se aburre como sí lo haría pasando toda una eternidad hablando de cosas buenas y bondadosas con Teresita de Los Andes.

Quien sabe, uno se puede morir en cualquier momento. Bueno, no creo que ahora porque estoy de vacaciones y nadie muere por descansar. Pero creo que debería dejar algunas cosas claras, por si acaso mañana amanezco tieso. Aprovecho de hacer algo así como mi testamento. Cosas que quiero al momento de exhalar mi último respiro.

Primero que nada, tengo un montón de instrumentos y algunos de ellos quiero regalarlos. Mi guitarra se la dan a la Naty, que es tan buena amiga y me apaña en todo pa salir a tocar. Mi charango viejo, déjenselo al Victor, que está aprendiendo a tocar. Mi otro charango, el Chasqui que me costó como 200 lucas, guárdenlo como recuerdo y después de 50 años, véndanlo como reliquia y van a ganar mucha plata. Mi flauta traversa, pa mi papá. Mis accesorios de percusión, pa mi hermana. Mi bongó, pa la Lili, pa su grupo reggae. Mi cámara canon, pa mi hermana. Los atrapasueños que me regaló la Mariana, que decoren la casa. Los libros dónenlo a alguna biblioteca popular. Los de teoría musical, pa alguien que esté estudiando música. Tengo un montón de monedas de diez pesos en una cajita. Son como 10 lucas en total. Cámbienlas y se los regalan a alguien. Mi notebook se lo dejo a mi mamá pa que pueda ver el diario LUN por internet. No quiero que me entierren en el cementerio. Por fa, crémenme y las cenizas las esparcen por algún parque con grandes árboles y mucho verde. Cosa que la gente que quiera ir a verme, pueda aprovechar, si quiere, de hacer un pic-nic.

Yo nunca he creído en los espíritus como creen las religiones. Yo creo más que nada en las energías que uno, como ser humano impregna a las cosas y a los lugares queridos. A veces estoy solo en mi casa y siento muchos ruidos. Se que es son las energías de mi abuela que aún rondan por la casa, pero también se que soy yo mismo abriendo el refrigerador, o mi hermana prendiendo la tele, o mi papá sentado en el comedor reflexionando acerca de lo duro de la vida. Por tanto, no puedo evitar seguir rondando incluso después de muerto. A las personas que se lleven algo mio, tendrán que aceptar que me llevan a mi también. Pero no se preocupen. Mis apariciones no van a ser mala onda, como la de esos viejos pencas que se van al otro mundo y se le aparecen a la familia para asustarlos, maldecirlos o llenarlos de presagios negativos para el futuro. No. Pucha... si me aparezco mientras tocas mi guitarra, es porque amo la música y me gusta compartirla con quien esté tocando. 

Hay que seguir con la buena onda, incluso en el más allá.




domingo, 10 de enero de 2016

Juan

 
Mirate La Mano Juan
Tiene Rios Que La Cruzan
Donde Flotan Mil Palabras
Como Barcos De Papel

Un Gitano Te Dirá
Lo Que Dice Tu Destino
Y Un Cartografo Vera
Las Fronteras De Tu Ser

Un Poeta Notará
El Reflejo De Su Ego
Y Un Lunatico Un Mamut
Frente A Un Juego De Ajedrez

Un Burgués Se Espantará
Descubriendo Comunismo
Y Un Esceptico Verá
Lo Que No Quiere Creer

Pero Juan
Que Miras Tu?

Ves El Polvo De Tus Dedos
Cuando El Trabajo Acaba
Las Palabras De Los Tontos
En La Televisión

Ves Tu Rostro En El Espejo
El Negro De Tus Botas
Ves El Peso De Tus Deudas
Las Ganas De Matar

¿Que Piensas Hacer?

martes, 13 de octubre de 2015

Nos Estamos Volviendo Grises


El mes pasado se suicidó Bonvallet. Todo el mundo se sorprendió de que tuviera depresión, porque él siempre decía que era un campeón y el mejor del mundo. Rápidamente salió el tema de la depresión a colación en los medios de comunicación. De súbito nos comenzamos a enterar que nuestro país tiene unas tasas increiblemente altas, como un cáncer que lo está carcomiendo socialmente. Pronto comenzé a pensar y me di cuenta de que a mi alrededor hay más gente con depresión de lo que creía. Familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos... todos con depresión, como una pandemia imparable, y de la cual no quiero contagiarme. ¿Por qué hay tanta gente con depresión? ¿Qué pasa con la gente de Chile?

Yo creo que debería ser un tema a discutir, tan importante como una reforma educacional o la tributaria. Porque cada vez hay más chilenos suicidándose y hay que saber por qué poh. Y hay algo que me molesta del tratamiento de los medios con respecto al tema: mucho foco en qué hacer con la persona depresiva pero muy poca atención en el POR QUÉ de este problema social. Se esquiva esta pregunta, como si fuera un tema tabú. Y puede que sea así, ya que a mi juicio el conversar acerca de las razones del problema de la depresión en nuestra sociedad es en cierta medida golpear el corazón del sistema capitalista en el que estamos metidos y comenzar a pensar en un cambio de paradigma social.

Hasta hace no muy poco, la gente que criticaba el individualismo de la sociedad de consumo era tratada de comunista y estúpida por aquellos que ahora, en un mundo tan abarrotado de gente, se sienten solos. Mucha presión, demasiados modelos que imitar... queremos adoptar el estilo de vida de los europeos, con sus competencias, sus exigencias laborales y disciplina y extrapolarlo a todos los ámbitos de nuestra vida, pero se nos olvida que somos latinoamericanos, y que somos un pueblo colorido, de fiesta y alegría.

Nos estamos volviendo grises.

Cuando Chile ganó la copa américa, yo esperaba mas fiesta. Más carnaval. Pero No. Casi ni lo celebramos. Fue un sábado en la tarde, en la noche carrete, el domingo a reponer la caña y el lunes vueeeelta a la rutina. A veces nos hace falta salirnos del protocolo, digo yo. Escuchamos demasiado a estos charlatanes de twitter que critican al chileno medio tratándolo de flojo. Escuchamos a demasiados pseudointelectuales que sueñan con que Chile fuera como Finlandia en donde todo resulta en educación, empleo, estabilidad política, etc etc etc porque la gente de ese país es fome y cuadrada.

Escuchamos a demasiada gente idiota tratándonos de idiotas a nosotros. Creen verse inteligentes, con sus aspectos de filósofos franceses, sus barbas puntiagudas, sus cafés Starbuck en la mano, sus libros de nietszche que todavía no terminan de leer y sus laptops con el navegador de internet metido en Tumblr para copiar frases de Jodorowsky o de Borges, para que cuando llegue un reportero de algún canal a preguntarles acerca de lo bien que juega nuestra selección, ellos puedan regodearse contestando que el futbol es estúpido y la gente que ve futbol es estúpida.

Estúpido es estar en una fila del banco y ver a toda una hilera de hueones sin hablarse y con sus celulares en la mano y los audífonos en los oidos, como si tuvieran esa cochiná tecnológica conectada al cerebro. Estúpido es sacarle la chucha a un lanza en plena vía pública para desahogar esa bronca que te hizo pasar tu jefe. Bronca que no soltaste frente a él porque te acobardaste al momento de defender tus derechos. Estúpido es tener que fingir tanto y matarse trabajando por hueas tan tontas. Que los logros laborales, materiales y personales se transformen principalmente en exposición de Facebook para que tus ex compañeros de liceo (esos que 10 años después de la licenciatura ya tienen auto, casa propia, mina y una oficina en el centro bien elegante y todo eso antes que tú), vean que tú también eres exitoso.

Estúpido es tener que dar tantas explicaciones al resto acerca de cómo vivimos y el por qué de nuestra forma de ser. Estúpido es seguir viviendo como sociedad mintiéndonos a nosotros mismos, avergonzándonos de nuestra propia cultura y por ende, de nuestra forma de ser, de hablar, de actuar, de vernos. Este sistema de vida nos tiene acogotados. Sé que quizá algún experto me diga que todo esto no es la principal razón para enfermarse de depresión, pero yo creo que Chile está enfermo a raíz de la presión de querer ser algo que no es. 

Los chilenos no somos, por naturaleza, personas grises. Nos gusta celebrar, pero no nos damos permiso para eso, porque siempre estará el imbecil hablando del rendimiento laboral, la puntualidad, la barbarie anti-intelectual detrás de cada festejo... etc etc etc. No es culpa del chileno medio que políticos levantados de raja hayan querido meter al país en la OCDE y que cada tanto se avergüencen porque en todos los rankings de esa organización estamos mal. Chile no necesita la presión de llegar a ser país desarrollado como los fomes de los finlandeses o los bobos de los yankis. 

Entre tanta basura plástica que llega para quedarse al país, por favor... no dejemos de ser nosotros mismos. No dejemos pasar la oportunidad de ser un pueblo feliz.

Eso.

miércoles, 1 de julio de 2015

Reflexión personal


Hace poco, un profesor se suicidó en La Araucanía. El agobio laboral y las deudas lo acogotaron. Radiografía de una realidad docente que me asusta cada vez mas. Acabo de convertirme en profesor y estas noticias son muy achacadoras y te hacen pensar en tu futuro, tus prioridades en la vida y las prioridades que el sistema reinante te obliga a adoptar. Pienso en la lucha actual del profesorado contra la nefasta carrera docente, pienso en la ignorancia de la opinión publica. También pienso en las faltas de respeto por parte de los apoderados que tratan a los profes como si fueran nanas de sius hijos. En fin, pienso en el hostil medio en el cual me vine a meter.

Hostil porque he sentido en carne y hueso cómo para muchas personas los profesores nos hemos convertido en una especie de enemigo interno de la nación. De sopetón, la mayor parte de los males de la sociedad son responsabilidad de los profesores. Amo hacer clases, me gusta el lugar donde trabajo, me gusta la relación que tengo con los niños, y sobre todo, tengo conciencia de la importancia y nobleza que hay detrás de mi profesión... pero este es mi segundo año de docencia y ya me comienzo a cuestionar ciertas cosas. Hace ya bastantes meses ha surgido la interrogante interna de si acaso trabajaré toda mi vida como profesor. ¿Estoy dispuesto a pasar 30 años de mi vida siendo basureado por el sistema?

No creo tener cuero para hacerme cargo de tantas imputaciones. Que por culpa de los profesores los cabros salen delincuentes... que por culpa de los profesores a los niños no les va bien en el simce, que por culpa de los profesores los cabros no entran a la universidad... Todo es culpa de los profesores. No siento la obligación de criar cabros. Ni siquiera tengo entre mis planes convertirme en papá a corto plazo. Tampoco tengo demasiada pasciencia como para discutir con padres idiotas, cuyos hijos representan solo una carga de la cual se tienen que deshacer durante la mayor parte del dia. Por eso, no me veo trabajando toda mi vida como profesor, por mas que enseñar música sea algo que disfrute. No me veo llegando a viejo aceptando contínuas faltas de respeto por parte del país

Porque la culpa no la tienen los niños, ellos nunca van a tener la culpa de nada. La culpa es del sistema, de esos cambios socioculturales hechos por la dictadura que terminaron haciendo mierda al sistema educacional. De los gobiernos posteriores que mantuvieron las desigualdades y de este gobierno, que con tan de buscar soluciones rápidas a problemas de largo plazo, prefiere buscar conejillos de indias a los cuales culpar de todo. Comparto con algunos colegas el diagnóstico de que con esta carrera profesional docente las desigualdades. en el medio se van a profundizar. Esto, sumado a la testarudez de los ministros, es un claro argumento para decir que el problema va a empeorar, en vez de mejorar.

Por mientras, sólo pienso en dejar alguna huella en mis alumnos. Ya veremos con el tiempo que pasa. Quizá la tortilla se de vuelta y todo resulte mejor de lo que esperaba.

martes, 21 de abril de 2015

La Solución Final



Seamos sinceros: es un sentimiento que todos, sin excepción, 
hemos pensado alguna vez en nuestras vidas. Ahora, en mi caso no es a "todos". 
Pero a un gran número de gente. De eso se trata esta entrada.


El 2011 fue un año legendario para muchos chilenos como yo. Pasaban muchas cosas en este país y había mucha gente opinando. Los empresarios opinaban defendiendo sus privilegios, los estudiantes defendiendo sus ideas, los políticos defendiendo sus escaños, y ciertas viejas y viejos rancios, defendiendo ese lamentable derecho (falencia total de las democracias) a hablar puras hueás. Recuerdo perfectamente cuando esta gentuza infrahumana decía con un tremendo descaro que "Los estudiantes son unos ignorantes, no se por qué alegan tanto si ni siquiera saben por qué alegan". Se referían así a dirigentes estudiantiles de secundaria cuya dicción y nivel de alfabetización y cultura era superior al de ellos, y universitarios que escuchaban estas tonteras con justa risa interior.

Y digo descaro porque veamos que es lo que hoy, 2015, estos mismos tipejos dicen. "Fuera todos los políticos!" "¡No a la corrupción!" "Tooooooooodos los políticos son unos ladrones y deberíamos echarlos a todos!" "¡Fuera Bachelet, deja de robarle al paiiis!" y otras cosas que son la moda de hoy. Conozco muchas viejas con ese discurso y estoy seguro de que si se les preguntara de qué se trata el caso PENTA o SQM, no sabrían que cresta responder. Y es obvio, porque son ignorantes. Ellos si que son ignorantes, y soberbios, porque no soportaban que pendejos que todavía no terminaban el liceo tuvieran mejores argumentos que ellos para defender una idea. Porque el malestar contra los políticos del congreso se sintió también en 2011. El problema era que los dirigentes principales seguían una ideología, y eso era pecado para una chusma hipnotizada por aquellos que decían que mejor no opinar de política, porque la política era mala, porque de todas formas "igual mañana había que ir a trabajar". 

Esta chusma ignorante es la que ataca a los políticos cuando los medios dicen que hay que atacarlos y después votan por ellos cuando llegan a la puerta de sus casa con promotoras y pan con chancho, como dicen que hacía Alberto Espina en La Araucanía. La política para esta plaga de ratas, es solo pedir y venderse a las onces vecinales con los candidatos mas guapos, y en tiempos de crisis, subirse al carro de los charlatanes para gritar "Que se vayan todoooooos". Porque estas sanguijuelas del Mapocho nunca van a querer estar del lado de los cuestionados, aunque hayan votado por ellos. Nunca van asumir sus culpas en esta crisis política y se vestirán de honestos y dueños de la verdad para hacer polvo a cualquier figura política que aparezca, aunque no sepan de que chucha se tratan las acusaciones. Estos tipos son los principales culpables de lo que está pasando hoy en la política. Ni políticos, ni periodistas ni empresarios.

Por eso, he tomado una decisión. Cuando me convierta en líder revolucionario, haré un discurso tan, pero tan apolítico y furibundo que todas estas cucarachas me van a apoyar. Usaré ese apoyo para que me lleven al poder total del país, y cuando esté ahí... los voy a guillotinar a todos. Pensaba hacerla a la cubana, y fusilarlos, pero preferí a la francesa, porque la guillotina sería una especie de escarnio público. Que bello sería que rodara la cabeza de doña Otilia, la vieja de mierda del barrio que pedía militares a la calle pa las protestas estudiantiles. Genial sería guillotinar a los votantes de Gustavo Hasbún, que le perdonan todas sus estupideces. A los que dicen "No estoy deacuerdo contigo porque tu discurso tiene ideología, y la ideología es mala". ¿Saben a quien me gustaría decapitar, y con eso ganaría muuuucha popularidad? a Américo, el cantante de cumbias, que es una sanguijuela de las mas peligrosas. Cerró la campaña de Piñera en el Movistar Arena y después, cuando Tatán tenía como 20% de popularidad, lo negó 3 veces, a lo Pedro. Tiempo después apareció en el norte hueviando a los políticos para ganarse el aplauso fácil de una muchedumbre todavía trastornada por el aluvión. Chupa-sangre insoportable, y mas encima copión. Nunca, ni aquí, ni en China ni en Saturno serás Mark Anthony. Entiende la wea, como dijera Lad Cobra.  

Y así guillotinaría a muchos, muchísimos. Y con eso, se solucionarían, en parte, los grandes problemas de la política. Gente inteligente, personas con sentido común, entes pensantes y racionales: no escuchen a esta gente. No se dejen llevar por este mar de fecas humanas, cuyo olor (o en este caso, gritos y berrinches), no son mas que una manera de tapar su propia ignorancia.

miércoles, 15 de abril de 2015

Chile: País de Talentos


Kinder. La de verde era la Tia Isabel. La otra, no me acuerdo de su nombre. La cuestión era que yo odiaba a la Tia Isabel, porque era mañosa y nos gritaba mucho. Nos hacía cantar la canción de Pin Pon solo para que cuando llegáramos al momento de "y se acuesta a dormirrrrr" nos quedáramos callados un rato largo recostados en nuestros puestos para que ella aproveche de tomar café y copuchar con su colega (bueno, quizá eramos muy gritones igual nosotros). El día de la licenciatura de kinder me negué a despedirme de ella, y a todos mis familiares les pareció algo gracioso.
Años después, entré a una galería en el centro cultural y había una exposición de pinturas. La autora era ella, la tia Isabel. Me sorprendió saber que pintaba tan bien. Sus obras tenían un realismo y un detalle tan acabado y tan vivo... realmente tenía dedos pa la brocha. Entonces lamenté que mi querido país no valore ni se comprometa con los talentos de tantas personas. Porque la tia Isabel en vez de haber estado gritándonos en el aula del kinder y perdiendo la paciencia cada cinco minutos, podría haber estado pintando y exponiendo sus obras tranquilamente, y viviendo de su arte.

martes, 24 de marzo de 2015

Silvio



Silvio Rodriguez ocupa un lugar primordial en mi vida. Es como si estuviera en la raiz de mi existencia como miembro de una familia como la mía, de orientación izquierdista cuya historia está marcada por la represión y persecución política. Antes de que yo viniera a este mundo, Silvio ya era un miembro del clan, sonando en los casettes que mis tíos tocaban despacito, para no levantar sospechas entre los vecinos, en una época en que las guitarras trovadorescas estaban prohibidas. Eran casettes de cintas carreteadas, que pasaron de mano en mano, de casetera en casetera, importando bastante poco si la calidad del audio era de estudio. Con que en determinado momento la voz del cubano sonara clara, fuerte y brillante cuando dijiese "La Rabia Es Mi Vocación", bastaba y valía la pena.

Se fue Pinochet pero quedaron los casettes. Quedó dando vueltas por mi casa el Días y Flores. Pronto se uniría el disco Silvio. También quedó en el aire la sensación de que nada iba a cambiar, de que los muertos murieron en vano, de que el regreso de la democracia a la larga iba a mostrar su verdadera cara: la de la derrota ideológica y cultural. Quedaba en el aire un sentimiento de melancolía. Las canciones de Silvio fueron parte de ello, y así las conocí, con mis viejos subiéndole a la radio para cantar "Sueño con Serpientes", apoyados con un cancionero viejo y amarillento, de esos que sobrevivieron a las peñas clandestinas. Cuando aprendí a tocar guitarra, lo hice con la especial motivación de aprender a tocar la canción "Quien fuera". Así lo hice y luego seguí con Juego que me regaló un 6 de enero, Compañera, El Mayor, Oleo de mujer con sombrero y Ojalá. Sus canciones me transportaban a una época que no viví, pero de la cual podía sentir la tensión en el aire y la necesidad de cambiar cada cuerda por un saco de balas. Sentía el romanticismo de una lucha argumentada con poesía, de lo bello de las guerrillas cotidianas, esas que al final del día te cansan o te animan pero que te hacen sentir vivo.

Y la guitarra era un reto para mi, como aprendiz. Recuerdo haber pasado días tratando de sacar La Maza. Al final la saqué y con el tiempo hice amigos silviófilos que me admiraban por como tocaba sus canciones, y me pidieron que se las enseñe. Silvio influyó un millón en que me convirtiera en músico. Hizo que naciera mi amor por la guitarra y que desarrollara mis primeros dotes como profesor. Porque enseñar a tocar una canción de Silvio, no es nada fácil. Menos cuando es un tema como La Era Está Pariendo un Corazón, y tiene ese juego con los bajos que hace contrapunto con la voz y le da mas fuerza a las palabras (en cualquier selva del mundo... en cualquier calleeeeeee...). Conocí las minas mas lindas e interesantes a través de Silvio. A una, cierta vez le canté Imagínate (que eres mi dama, mi ultimo sueño, mi mas roja flama...). Silvio en mas de una ocasión me ha dado en los carretes aquel lugar que la gente introvertida como yo nunca busca: el centro de la atención de todos. No puedo quejarme de pasar piola en las tertulias, como otros tipos de nerd.

No alcancé entrada para ir a verlo en mayo a Santiago. Las mas baratelis se vendieron en menos de media hora. ¡Imagínense que tuvo que agendar un tercer concierto! Si silvio hiciera un concierto gratuito en el Estadio Nacional, estoy seguro de que lo llena dos veces. Acá en Chile su música caló muy hondo, por todo lo que pasó y por todo lo que sus letras reflejaron. Estoy seguro de que acá se le quiere mas que en ningún otro país de latino-américa, con excepción de Cuba, claro que si. Silvio, no sería una mala idea que te rajes con un par de conciertos gratuitos, sobre todo para los de regiones. Acá en el sur, por ejemplo, te espera un montón de gente. Un concierto tuyo sería como el punto de encuentro de un montón de colectivos culturales y organizaciones ciudadanas que piensan igual pero que trabajan separados.

De todas formas, lo último que haré será darte las gracias por tu música, que no pasará nunca de moda, porque la urgencia de cambiar el mundo tampoco va a pasar de moda. Gracias Silvio, por ser parte de la banda sonora de mi vida.

viernes, 13 de marzo de 2015

Santiago de Fiesta


Que es lo que ocurre en Santiago en el día de hoy
que el planeta parece mejor
que habrá pasado con la congestión en el metro
que a su molestar no llegó
que significa esta plaga de gente contenta
silbando canciones de amor
y en que minuto llegó el viento sur que
barrió con la nube podrida de smog.

Los mentirosos se encierran en sus ministerios
los lobos rehuyen la luz
Los alacranes se esconden bajo de las piedras
vampiros detrás de una cruz
los diarios llegan en blanco o al menos no tienen
mentiras que puedan vender
y entre el cemento de los rascacielos el pasto
rebelde se atreve a crecer...

Que no se acaben los tiempos de fiesta, que el mundo
renuncie a su ritmo habitual
que el calendario convierta otro día en feriado
y el triste que salga a bailar
que el hombre de las promesas se tome un avión
a la isla de no regresar
y que en santiago se quede la gente que sepa cual
es el color de la paz.

Providencia, Septiembre del 2011