martes, 13 de octubre de 2015

Nos Estamos Volviendo Grises


El mes pasado se suicidó Bonvallet. Todo el mundo se sorprendió de que tuviera depresión, porque él siempre decía que era un campeón y el mejor del mundo. Rápidamente salió el tema de la depresión a colación en los medios de comunicación. De súbito nos comenzamos a enterar que nuestro país tiene unas tasas increiblemente altas, como un cáncer que lo está carcomiendo socialmente. Pronto comenzé a pensar y me di cuenta de que a mi alrededor hay más gente con depresión de lo que creía. Familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos... todos con depresión, como una pandemia imparable, y de la cual no quiero contagiarme. ¿Por qué hay tanta gente con depresión? ¿Qué pasa con la gente de Chile?

Yo creo que debería ser un tema a discutir, tan importante como una reforma educacional o la tributaria. Porque cada vez hay más chilenos suicidándose y hay que saber por qué poh. Y hay algo que me molesta del tratamiento de los medios con respecto al tema: mucho foco en qué hacer con la persona depresiva pero muy poca atención en el POR QUÉ de este problema social. Se esquiva esta pregunta, como si fuera un tema tabú. Y puede que sea así, ya que a mi juicio el conversar acerca de las razones del problema de la depresión en nuestra sociedad es en cierta medida golpear el corazón del sistema capitalista en el que estamos metidos y comenzar a pensar en un cambio de paradigma social.

Hasta hace no muy poco, la gente que criticaba el individualismo de la sociedad de consumo era tratada de comunista y estúpida por aquellos que ahora, en un mundo tan abarrotado de gente, se sienten solos. Mucha presión, demasiados modelos que imitar... queremos adoptar el estilo de vida de los europeos, con sus competencias, sus exigencias laborales y disciplina y extrapolarlo a todos los ámbitos de nuestra vida, pero se nos olvida que somos latinoamericanos, y que somos un pueblo colorido, de fiesta y alegría.

Nos estamos volviendo grises.

Cuando Chile ganó la copa américa, yo esperaba mas fiesta. Más carnaval. Pero No. Casi ni lo celebramos. Fue un sábado en la tarde, en la noche carrete, el domingo a reponer la caña y el lunes vueeeelta a la rutina. A veces nos hace falta salirnos del protocolo, digo yo. Escuchamos demasiado a estos charlatanes de twitter que critican al chileno medio tratándolo de flojo. Escuchamos a demasiados pseudointelectuales que sueñan con que Chile fuera como Finlandia en donde todo resulta en educación, empleo, estabilidad política, etc etc etc porque la gente de ese país es fome y cuadrada.

Escuchamos a demasiada gente idiota tratándonos de idiotas a nosotros. Creen verse inteligentes, con sus aspectos de filósofos franceses, sus barbas puntiagudas, sus cafés Starbuck en la mano, sus libros de nietszche que todavía no terminan de leer y sus laptops con el navegador de internet metido en Tumblr para copiar frases de Jodorowsky o de Borges, para que cuando llegue un reportero de algún canal a preguntarles acerca de lo bien que juega nuestra selección, ellos puedan regodearse contestando que el futbol es estúpido y la gente que ve futbol es estúpida.

Estúpido es estar en una fila del banco y ver a toda una hilera de hueones sin hablarse y con sus celulares en la mano y los audífonos en los oidos, como si tuvieran esa cochiná tecnológica conectada al cerebro. Estúpido es sacarle la chucha a un lanza en plena vía pública para desahogar esa bronca que te hizo pasar tu jefe. Bronca que no soltaste frente a él porque te acobardaste al momento de defender tus derechos. Estúpido es tener que fingir tanto y matarse trabajando por hueas tan tontas. Que los logros laborales, materiales y personales se transformen principalmente en exposición de Facebook para que tus ex compañeros de liceo (esos que 10 años después de la licenciatura ya tienen auto, casa propia, mina y una oficina en el centro bien elegante y todo eso antes que tú), vean que tú también eres exitoso.

Estúpido es tener que dar tantas explicaciones al resto acerca de cómo vivimos y el por qué de nuestra forma de ser. Estúpido es seguir viviendo como sociedad mintiéndonos a nosotros mismos, avergonzándonos de nuestra propia cultura y por ende, de nuestra forma de ser, de hablar, de actuar, de vernos. Este sistema de vida nos tiene acogotados. Sé que quizá algún experto me diga que todo esto no es la principal razón para enfermarse de depresión, pero yo creo que Chile está enfermo a raíz de la presión de querer ser algo que no es. 

Los chilenos no somos, por naturaleza, personas grises. Nos gusta celebrar, pero no nos damos permiso para eso, porque siempre estará el imbecil hablando del rendimiento laboral, la puntualidad, la barbarie anti-intelectual detrás de cada festejo... etc etc etc. No es culpa del chileno medio que políticos levantados de raja hayan querido meter al país en la OCDE y que cada tanto se avergüencen porque en todos los rankings de esa organización estamos mal. Chile no necesita la presión de llegar a ser país desarrollado como los fomes de los finlandeses o los bobos de los yankis. 

Entre tanta basura plástica que llega para quedarse al país, por favor... no dejemos de ser nosotros mismos. No dejemos pasar la oportunidad de ser un pueblo feliz.

Eso.

miércoles, 1 de julio de 2015

Reflexión personal


Hace poco, un profesor se suicidó en La Araucanía. El agobio laboral y las deudas lo acogotaron. Radiografía de una realidad docente que me asusta cada vez mas. Acabo de convertirme en profesor y estas noticias son muy achacadoras y te hacen pensar en tu futuro, tus prioridades en la vida y las prioridades que el sistema reinante te obliga a adoptar. Pienso en la lucha actual del profesorado contra la nefasta carrera docente, pienso en la ignorancia de la opinión publica. También pienso en las faltas de respeto por parte de los apoderados que tratan a los profes como si fueran nanas de sius hijos. En fin, pienso en el hostil medio en el cual me vine a meter.

Hostil porque he sentido en carne y hueso cómo para muchas personas los profesores nos hemos convertido en una especie de enemigo interno de la nación. De sopetón, la mayor parte de los males de la sociedad son responsabilidad de los profesores. Amo hacer clases, me gusta el lugar donde trabajo, me gusta la relación que tengo con los niños, y sobre todo, tengo conciencia de la importancia y nobleza que hay detrás de mi profesión... pero este es mi segundo año de docencia y ya me comienzo a cuestionar ciertas cosas. Hace ya bastantes meses ha surgido la interrogante interna de si acaso trabajaré toda mi vida como profesor. ¿Estoy dispuesto a pasar 30 años de mi vida siendo basureado por el sistema?

No creo tener cuero para hacerme cargo de tantas imputaciones. Que por culpa de los profesores los cabros salen delincuentes... que por culpa de los profesores a los niños no les va bien en el simce, que por culpa de los profesores los cabros no entran a la universidad... Todo es culpa de los profesores. No siento la obligación de criar cabros. Ni siquiera tengo entre mis planes convertirme en papá a corto plazo. Tampoco tengo demasiada pasciencia como para discutir con padres idiotas, cuyos hijos representan solo una carga de la cual se tienen que deshacer durante la mayor parte del dia. Por eso, no me veo trabajando toda mi vida como profesor, por mas que enseñar música sea algo que disfrute. No me veo llegando a viejo aceptando contínuas faltas de respeto por parte del país

Porque la culpa no la tienen los niños, ellos nunca van a tener la culpa de nada. La culpa es del sistema, de esos cambios socioculturales hechos por la dictadura que terminaron haciendo mierda al sistema educacional. De los gobiernos posteriores que mantuvieron las desigualdades y de este gobierno, que con tan de buscar soluciones rápidas a problemas de largo plazo, prefiere buscar conejillos de indias a los cuales culpar de todo. Comparto con algunos colegas el diagnóstico de que con esta carrera profesional docente las desigualdades. en el medio se van a profundizar. Esto, sumado a la testarudez de los ministros, es un claro argumento para decir que el problema va a empeorar, en vez de mejorar.

Por mientras, sólo pienso en dejar alguna huella en mis alumnos. Ya veremos con el tiempo que pasa. Quizá la tortilla se de vuelta y todo resulte mejor de lo que esperaba.

martes, 21 de abril de 2015

La Solución Final



Seamos sinceros: es un sentimiento que todos, sin excepción, 
hemos pensado alguna vez en nuestras vidas. Ahora, en mi caso no es a "todos". 
Pero a un gran número de gente. De eso se trata esta entrada.


El 2011 fue un año legendario para muchos chilenos como yo. Pasaban muchas cosas en este país y había mucha gente opinando. Los empresarios opinaban defendiendo sus privilegios, los estudiantes defendiendo sus ideas, los políticos defendiendo sus escaños, y ciertas viejas y viejos rancios, defendiendo ese lamentable derecho (falencia total de las democracias) a hablar puras hueás. Recuerdo perfectamente cuando esta gentuza infrahumana decía con un tremendo descaro que "Los estudiantes son unos ignorantes, no se por qué alegan tanto si ni siquiera saben por qué alegan". Se referían así a dirigentes estudiantiles de secundaria cuya dicción y nivel de alfabetización y cultura era superior al de ellos, y universitarios que escuchaban estas tonteras con justa risa interior.

Y digo descaro porque veamos que es lo que hoy, 2015, estos mismos tipejos dicen. "Fuera todos los políticos!" "¡No a la corrupción!" "Tooooooooodos los políticos son unos ladrones y deberíamos echarlos a todos!" "¡Fuera Bachelet, deja de robarle al paiiis!" y otras cosas que son la moda de hoy. Conozco muchas viejas con ese discurso y estoy seguro de que si se les preguntara de qué se trata el caso PENTA o SQM, no sabrían que cresta responder. Y es obvio, porque son ignorantes. Ellos si que son ignorantes, y soberbios, porque no soportaban que pendejos que todavía no terminaban el liceo tuvieran mejores argumentos que ellos para defender una idea. Porque el malestar contra los políticos del congreso se sintió también en 2011. El problema era que los dirigentes principales seguían una ideología, y eso era pecado para una chusma hipnotizada por aquellos que decían que mejor no opinar de política, porque la política era mala, porque de todas formas "igual mañana había que ir a trabajar". 

Esta chusma ignorante es la que ataca a los políticos cuando los medios dicen que hay que atacarlos y después votan por ellos cuando llegan a la puerta de sus casa con promotoras y pan con chancho, como dicen que hacía Alberto Espina en La Araucanía. La política para esta plaga de ratas, es solo pedir y venderse a las onces vecinales con los candidatos mas guapos, y en tiempos de crisis, subirse al carro de los charlatanes para gritar "Que se vayan todoooooos". Porque estas sanguijuelas del Mapocho nunca van a querer estar del lado de los cuestionados, aunque hayan votado por ellos. Nunca van asumir sus culpas en esta crisis política y se vestirán de honestos y dueños de la verdad para hacer polvo a cualquier figura política que aparezca, aunque no sepan de que chucha se tratan las acusaciones. Estos tipos son los principales culpables de lo que está pasando hoy en la política. Ni políticos, ni periodistas ni empresarios.

Por eso, he tomado una decisión. Cuando me convierta en líder revolucionario, haré un discurso tan, pero tan apolítico y furibundo que todas estas cucarachas me van a apoyar. Usaré ese apoyo para que me lleven al poder total del país, y cuando esté ahí... los voy a guillotinar a todos. Pensaba hacerla a la cubana, y fusilarlos, pero preferí a la francesa, porque la guillotina sería una especie de escarnio público. Que bello sería que rodara la cabeza de doña Otilia, la vieja de mierda del barrio que pedía militares a la calle pa las protestas estudiantiles. Genial sería guillotinar a los votantes de Gustavo Hasbún, que le perdonan todas sus estupideces. A los que dicen "No estoy deacuerdo contigo porque tu discurso tiene ideología, y la ideología es mala". ¿Saben a quien me gustaría decapitar, y con eso ganaría muuuucha popularidad? a Américo, el cantante de cumbias, que es una sanguijuela de las mas peligrosas. Cerró la campaña de Piñera en el Movistar Arena y después, cuando Tatán tenía como 20% de popularidad, lo negó 3 veces, a lo Pedro. Tiempo después apareció en el norte hueviando a los políticos para ganarse el aplauso fácil de una muchedumbre todavía trastornada por el aluvión. Chupa-sangre insoportable, y mas encima copión. Nunca, ni aquí, ni en China ni en Saturno serás Mark Anthony. Entiende la wea, como dijera Lad Cobra.  

Y así guillotinaría a muchos, muchísimos. Y con eso, se solucionarían, en parte, los grandes problemas de la política. Gente inteligente, personas con sentido común, entes pensantes y racionales: no escuchen a esta gente. No se dejen llevar por este mar de fecas humanas, cuyo olor (o en este caso, gritos y berrinches), no son mas que una manera de tapar su propia ignorancia.

miércoles, 15 de abril de 2015

Chile: País de Talentos


Kinder. La de verde era la Tia Isabel. La otra, no me acuerdo de su nombre. La cuestión era que yo odiaba a la Tia Isabel, porque era mañosa y nos gritaba mucho. Nos hacía cantar la canción de Pin Pon solo para que cuando llegáramos al momento de "y se acuesta a dormirrrrr" nos quedáramos callados un rato largo recostados en nuestros puestos para que ella aproveche de tomar café y copuchar con su colega (bueno, quizá eramos muy gritones igual nosotros). El día de la licenciatura de kinder me negué a despedirme de ella, y a todos mis familiares les pareció algo gracioso.
Años después, entré a una galería en el centro cultural y había una exposición de pinturas. La autora era ella, la tia Isabel. Me sorprendió saber que pintaba tan bien. Sus obras tenían un realismo y un detalle tan acabado y tan vivo... realmente tenía dedos pa la brocha. Entonces lamenté que mi querido país no valore ni se comprometa con los talentos de tantas personas. Porque la tia Isabel en vez de haber estado gritándonos en el aula del kinder y perdiendo la paciencia cada cinco minutos, podría haber estado pintando y exponiendo sus obras tranquilamente, y viviendo de su arte.

martes, 24 de marzo de 2015

Silvio



Silvio Rodriguez ocupa un lugar primordial en mi vida. Es como si estuviera en la raiz de mi existencia como miembro de una familia como la mía, de orientación izquierdista cuya historia está marcada por la represión y persecución política. Antes de que yo viniera a este mundo, Silvio ya era un miembro del clan, sonando en los casettes que mis tíos tocaban despacito, para no levantar sospechas entre los vecinos, en una época en que las guitarras trovadorescas estaban prohibidas. Eran casettes de cintas carreteadas, que pasaron de mano en mano, de casetera en casetera, importando bastante poco si la calidad del audio era de estudio. Con que en determinado momento la voz del cubano sonara clara, fuerte y brillante cuando dijiese "La Rabia Es Mi Vocación", bastaba y valía la pena.

Se fue Pinochet pero quedaron los casettes. Quedó dando vueltas por mi casa el Días y Flores. Pronto se uniría el disco Silvio. También quedó en el aire la sensación de que nada iba a cambiar, de que los muertos murieron en vano, de que el regreso de la democracia a la larga iba a mostrar su verdadera cara: la de la derrota ideológica y cultural. Quedaba en el aire un sentimiento de melancolía. Las canciones de Silvio fueron parte de ello, y así las conocí, con mis viejos subiéndole a la radio para cantar "Sueño con Serpientes", apoyados con un cancionero viejo y amarillento, de esos que sobrevivieron a las peñas clandestinas. Cuando aprendí a tocar guitarra, lo hice con la especial motivación de aprender a tocar la canción "Quien fuera". Así lo hice y luego seguí con Juego que me regaló un 6 de enero, Compañera, El Mayor, Oleo de mujer con sombrero y Ojalá. Sus canciones me transportaban a una época que no viví, pero de la cual podía sentir la tensión en el aire y la necesidad de cambiar cada cuerda por un saco de balas. Sentía el romanticismo de una lucha argumentada con poesía, de lo bello de las guerrillas cotidianas, esas que al final del día te cansan o te animan pero que te hacen sentir vivo.

Y la guitarra era un reto para mi, como aprendiz. Recuerdo haber pasado días tratando de sacar La Maza. Al final la saqué y con el tiempo hice amigos silviófilos que me admiraban por como tocaba sus canciones, y me pidieron que se las enseñe. Silvio influyó un millón en que me convirtiera en músico. Hizo que naciera mi amor por la guitarra y que desarrollara mis primeros dotes como profesor. Porque enseñar a tocar una canción de Silvio, no es nada fácil. Menos cuando es un tema como La Era Está Pariendo un Corazón, y tiene ese juego con los bajos que hace contrapunto con la voz y le da mas fuerza a las palabras (en cualquier selva del mundo... en cualquier calleeeeeee...). Conocí las minas mas lindas e interesantes a través de Silvio. A una, cierta vez le canté Imagínate (que eres mi dama, mi ultimo sueño, mi mas roja flama...). Silvio en mas de una ocasión me ha dado en los carretes aquel lugar que la gente introvertida como yo nunca busca: el centro de la atención de todos. No puedo quejarme de pasar piola en las tertulias, como otros tipos de nerd.

No alcancé entrada para ir a verlo en mayo a Santiago. Las mas baratelis se vendieron en menos de media hora. ¡Imagínense que tuvo que agendar un tercer concierto! Si silvio hiciera un concierto gratuito en el Estadio Nacional, estoy seguro de que lo llena dos veces. Acá en Chile su música caló muy hondo, por todo lo que pasó y por todo lo que sus letras reflejaron. Estoy seguro de que acá se le quiere mas que en ningún otro país de latino-américa, con excepción de Cuba, claro que si. Silvio, no sería una mala idea que te rajes con un par de conciertos gratuitos, sobre todo para los de regiones. Acá en el sur, por ejemplo, te espera un montón de gente. Un concierto tuyo sería como el punto de encuentro de un montón de colectivos culturales y organizaciones ciudadanas que piensan igual pero que trabajan separados.

De todas formas, lo último que haré será darte las gracias por tu música, que no pasará nunca de moda, porque la urgencia de cambiar el mundo tampoco va a pasar de moda. Gracias Silvio, por ser parte de la banda sonora de mi vida.

viernes, 13 de marzo de 2015

Santiago de Fiesta


Que es lo que ocurre en Santiago en el día de hoy
que el planeta parece mejor
que habrá pasado con la congestión en el metro
que a su molestar no llegó
que significa esta plaga de gente contenta
silbando canciones de amor
y en que minuto llegó el viento sur que
barrió con la nube podrida de smog.

Los mentirosos se encierran en sus ministerios
los lobos rehuyen la luz
Los alacranes se esconden bajo de las piedras
vampiros detrás de una cruz
los diarios llegan en blanco o al menos no tienen
mentiras que puedan vender
y entre el cemento de los rascacielos el pasto
rebelde se atreve a crecer...

Que no se acaben los tiempos de fiesta, que el mundo
renuncie a su ritmo habitual
que el calendario convierta otro día en feriado
y el triste que salga a bailar
que el hombre de las promesas se tome un avión
a la isla de no regresar
y que en santiago se quede la gente que sepa cual
es el color de la paz.

Providencia, Septiembre del 2011

viernes, 27 de febrero de 2015

Valentina Rima con Valentía


Valentina Maureira quiere morir. Tiene fibrosis quística, enfermedad maldita que la ha acompañado durante toda su vida. Una vida dentro de un hospital no es vida. Hacer amigos adentro y verlos morir es horrible. Para la familia, la historia de siempre: millones de pesos en deudas con una clínica que está en contra del aborto, ya sea por convicciones o porque en el fondo la defensa de la vida para ellos no es mas que un negocio muy lucrativo.

Valentina no quiere seguir viviendo. Grabó un video en youtube dirigido a Michelle Bachelet para que autorice su eutanasia. Anteriormente la familia ya había mandado un montón de cartas a la presidenta, las cuales no tuvieron respuestas concretas. Menos ahora, que está mas preocupada de arreglar las cagadas de su hijo, quien con lo que se embuchó podría financiar como veinte o treinta tratamientos. Cuando publicó el video, los fascistas del optimismo estilo Pilar Sordo saltaron como locos para criticarla. Que la vida es bella, que la vida es una sola... blablabla. Señores fascistas: la vida es la vida, y punto. Cada cual tiene una historia distinta, y creo que una vida realmente bella es una vida que se vive con dignidad. Ninguno de ustedes tiene la suficiente empatía humana para hablar de lo que es vivir. A ustedes, charlatanes motivacionales, les dedicaré un artículo especial mas tarde.

Los pechoños, los creyentes fervorosos le pidieron que no se rinda, que reze mucho para que Dios haga un milagro. La familia de Valentina necesita plata, no rezos, y hablando de milagros... discúlpenme, pero que yo sepa Dios no usa Redbanc. Dios no existe, y si existe, no está ni ahí con nosotros. Los creyentes son como mujeres golpeadas, que a pesar de todo, siguen al lado del femicida. Los políticos recién vienen a referirse al tema. Los diputados, no todos pero quizá el 90%, aparecen solo cuando hay que sacarse fotos con los clubes deportivos. Son una mierda total. Y los médicos... que mas puedo decir de los médicos... la mayoría en este país son unos maricones sonrientes sin vocación, que agrandan mas la sonrisa mientras mas ceros hayan en la cuenta de los pacientes. Los detesto. 

El panorama es desolador. Pero mas allá de eso, el gran dolor de Valentina es no ser comprendida. Creo que el hombre es libre tanto para vivir como para morir. Porque hay que aprender a vivir con la presencia de la muerte y aceptarla como una opción digna. Quien diga que Valentina no ha luchado está mal de la cabeza. Llevar durante 14 años una enfermedad catastrófica como esa ha sido una batalla que ella ha llevado con valentía.  Es la mujer mas valiente que pueda haber. Mas valiente que muchos de nosotros. ¿Pero acaso no es cansador vivir en una constante guerra? 

Saludos a Valentina.

martes, 24 de febrero de 2015

El Camino de Regreso


Ya parece que las ruedas de la micro van andando
O es acaso el paradero el que transita marcha atras
El camino de regreso es un camino pedregoso
Que te quema los zapatos como lava de un volcán.
Ya tomé de la champaña del quedar hablando solo
Ya comí el caviar de ser el invisible del lugar
Ya me voy para mi casa que esta fiesta es mas que un asco
Tengo un perro allá en el patio y lo debo alimentar.

Tal vez el asiento no se amolde al ancho de mi cuerpo
Y el vecino del pasillo no me dejará de hablar
El camino de regreso, retroceso necesario
Me convida a descubrir lo que debiera retomar.
No debí haber metido mi nariz en esta fosa
No debí haber usado de argumento la razón
Este sitio no es el tuyo, este sitio no te viene
Me lo va diciendo el taladrante ruido del motor.

jueves, 19 de febrero de 2015

Conocer gente, Conocerla a ella.

                                                           La carátula del disco que nos unió por un momento.

He vuelto a escribir en mi blog después de mucho tiempo. No había tenido ganas de escribir, porque honestamente sentí que la vida estuvo ahí, en lo palpable mas que en lo legible. Terminé mi ciclo universitario, soy profe de artes musicales, hice muchos amigos, con otros, los poquitos, corté relaciones. Tuve experiencias gratificantes musicalmente, tuve mucho tiempo para reflexionar acerca de mi propia vida e intenté retomar cosas que había dejado en el tintero. 

Una de las reflexiones que hice fue que a veces, al momento de formarse una opinión de alguien, te dejas guiar por la opinión de gente con problemas de relaciones sociales. Error. Si estos días he aprendido algo, es que para conocer a determinadas personas hay que atreverse a compartir con ellas. Sin opiniones externas. Por ejemplo, esta semana conocí a una chica que ama The Beatles, igual que yo. Otras personas me habían hablado mal de ella. Que era loca, que quería llamar la atención, que era demasiado colorida. Yo la amé. Ella creía que Let It Be era mejor disco que Sargent Pepper. Bueno, yo no estuve de acuerdo. También amaba a Lennon por sobre MacCartney. Y creía que el primer disco solista de Lennon, The plastic Ono Band, era uno de los mejores que había escuchado de los cuatro Beatles. También decía que Wings era mierda, y que eran tan malas las canciones que le llegaba a hacer sentido el mito de que McCartney había muerto.

Mientras mas la veía mas me recordaba a alguien. Perdida entre los debates intelectuales, en donde aportaba con su cuota de emocionalidad entre un montón de racionales filósofos, contando historias no tan graciosas que relatadas de su boca hacía que te partieras de la risa, estrafalaria, espontanea… con esa espontaneidad que estudiantes de teatro, hipsters, ecologistas, hippies perdidos de época intentan obtener y fracasan. Única. Era como La Maga, ese personaje de Rayuela, de Cortazar. Pensaba en su hija, que dormía arriba, en el dormitorio. Madre soltera y todo. Aperrada. De una vida dura, pero con una sonrisa tan amplia que uno pensaría que fuera su escudo. 

"¿Que es la muerte?" Preguntó. Nadie había conversado tan profundamente conmigo un tema así. Somos energías, no morimos, me decía ella. "¿Te gusta Nirvana?" Tenía razón: con un pito de los que andaba trayendo, cualquier grupo es Pink Floyd. "Inventé una canción", me contó. Era larga, hablaba de su vida como una catarsis. Colegio fuck, vida de campo, fuck, Madre, padre… fuck. Rasgueaba la guitarra como si se desquitara con ella. Me acordé de Lennon y su primer disco. Todo calza, pollo.

Me enamoré de ella, y es una lata no poder topármela todos los días. Apareció fugazmente. Ahora no se nada de ella. Quizá me la pille en el próximo carrete. Por mientras me aguanto el miedo social de los que se sienten tan ahogados por quienes los opacan que sienten la necesidad de extrapolar sus inseguridades al resto. 

Quisiera que se callaran.