jueves, 24 de marzo de 2016

Relato de un sueño


Hace un par de dias, tuve un sueño. No se si definirlo como pesadilla, pero me ha dejado pensando todos estos dias. Y es que vengo de hace bastante rato, yo diría un par de años, sufriendo de la llamada parálisis del sueño, esa que hace que creas que hay alguien dentro de la pieza cuando estás durmiendo con la luz apagada y que quiere hacerte daño, y no puedes moverte y te desesperas. Y crees que gritas con toda tu garganta y en realidad no te sale ni un solo sonido de tu boca. Y piensas que aquel fantasma que no ves, pero sientes mirarte, te va a abducir y te va a exiliar a otra dimensión.

Pero esta vez no se trataba de eso. Tuve un sueño con principio y fin. Empezaba en el nuevo colegio en donde estoy haciendo clases. La sala era completa de madera y estaba llena de alumnos, o no se si habrán sido alumnos, pero era gente. O más que gente, eran sombras que me miraban. Lo extraño es que había un pizarrón, de esos antiguos, de tiza. Pero yo escribía en las paredes. Escribía y escribía y lo que escribía se iba borrando casi automáticamente. Entonces notaba que los oyentes en la sala no estaban pendiente de mi, sino que de algo que pasaba afuera y que nadie me decía que era. Luego entran unas personas con cafeteras y tazas. Lo realmente extraño es que las cafeteras tenían caras humanas, de diferentes aspectos, diferentes gestos y expresiones y estaban como maquillados estilo payasos del circo Du Solei. La gente toma café y los que sirven van con sus cafeteras por todos los lados. Yo extiendo mi taza para que me den café y nadie me pesca.

Luego, recuerdo creer tener conciencia de que todo era un sueño, porque intenté despertar, pero no podía. Seguía metido ahí, en ese mar de gente tomando café. Pero en un instante, me veo solo en una pequeña pieza con apenas luz conversando y tomando tragos con un profesor de mi etapa de educación media, que hacía Historia y Geografía. Recuerdo siempre a este profe, porque tenía una parada según él muy irreverente y revolucionaria. Tenía fotos de Allende y el Che Guevara en su sala y un dibujo de Latinoamérica con varias banderas de EEUU enterradas en ella y desangrándola, estilo portada de Las Venas Abiertas de América Latina. Sabía mostrarse como todo un guerrillero. Postura que para mi no fue más que un burdo disfraz de papel lustre para ocultar si whiskierdismo: posteriormente se unió al comando de MEO y cuando el 2012 la nueva directora del liceo despidió a varios profesores que apoyaban al movimiento estudiantil, guardó un impune, asqueroso y cobarde silencio. Incluso discutí una vez con él por facebook por ese tema.

En fin. Me llamaba la atención estar con este tipo tomando y riéndonos a carcajadas de no se que. Eran carcajadas enormes, casi de locos desenfrenados. Creo que pensaba en si todo lo que estaba pasando era real. Pasó el rato y el profe salió de la pieza por una puerta y lo seguí y lo perseguí por una oscuridad tenebrosa. Pronto me di cuenta que estaba en el living de mi casa, y era de dia, pero estaba todo muy oscuro. Y me desesperaba, porque el profe había desaparecido y me encontraba en una ciudad a pleno dia, pero en tinieblas. Y sentía un tremendo miedo y esa sensación en el estómago que te da cuando sientes que eres ajeno a ese momento. Como si ni tu cuerpo ni tu casa fueran tuyas.

Luego de eso, me vi en mi pieza. Identifiqué mi lámpara regalona, esa que me compré en Valdivia en una venta de garage a 5 lucas. Estaba prendida y todo lo que estaba fuera de esa luz estaba en una oscuridad negra. Negrísima. Y reconozco mis libros en mi escritorio. De pronto, con una escoba, me veo como en un ataque de ira destruyendo todo lo que había en mi pieza. Rompo cuadros, ventanas, vasos, libros... de manera incontrolable. Es aquí cuando de la misma negrísima oscuridad sale una especie de mancha que agarra la escoba y comienza a forcejear conmigo. Yo lucho para que la suelte y trato de pegarle, pero la mancha me detiene cada golpe que le doy. Luego, me obliga a sentarme en mi cama y entonces me veo cada vez más tranquilo, junto a la mancha, que pareciera no querer irse de ahí hasta que me calme.

Y luego desperté sobresaltado. Pero me impactó tanto el sueño que agarré el notebook y describí en una hoja de word todo lo relatado para que no se me olvidara, porque bien saben ustedes que uno sueña un millón de cosas siempre y no de todos los sueños uno llega a acordarse permanentemente. Luego estuve como una hora pensando, hasta que volví a dormirme, pero esta vez no soñé nada.

He pasado estos dias contando mi sueño a diversas personalidades de mi entorno cercano y a todos les ha interesado escucharme. Y todos han tratado de dar sus interpretaciones. Una amiga me habló de inseguridad como docente, que yo era buen profe, pero no me la creía. Otro amigo me habló de mis abuelos muertos. Otros, más pragmáticos, me han dicho que me calme. Que a veces los sueños son fragmentos de recuerdos de cosas que pasan durante el dia. Pero no me convence aquello. Una amiga, por otro lado, me recomendó que me viera el tarot, pero con cartas españolas, porque según ella, son más específicas y asertivas que las otras. Pero he escuchado algunas historias de lecturas de cartas españolas que realmente dan un poco de susto.

Y sigo sobresaltado. Acepto interpretaciones, si alguien se atreve a hacer alguna. Cada vez creo más en estas cosas esotéricas como la interpretación de los sueños. Yo creo que algo me quiere decir mi subconsciente y es urgente saberlo.

Pero igual da miedo.