sábado, 25 de diciembre de 2010

Defendiendo al Grinch


La pelea de dos señoras a chuchada limpia por un par de zapatos en oferta me hastió. Me viré de allí sin encontrar lo que quería y al mismo tiempo pensando en el denigrante espectáculo que había presenciado. Estoy seguro de que la navidad de esas cuicas damas no va a ser diferente a las demás si no consiguen ese par de zapatos, pero la guea era ganar la discusión; era una cuestión de orgullo, de marcar un precedente para que sus hijos se sientan con el pecho inflado. Quise regresar a mi casa y fui al paradero de micro. Me faltaban $50 para el pasaje y ni por ser vísperas de navidad el micrero me dejó subir. Viejo culiado. En fin, quedé bajoneado, no quise intentarlo dos veces y me fui caminando. Pasé a un Cyber y me metí a mi Facebook, y tecleé: "como no van a saber que se celebra en navidad, si todos saben que fue el dia en que jesus convirtio el agua en coca cola en las bodas del viejo pascuero... culiaos materialistas"

Obviamente lo dije en tono irónico, de hecho un amigo evangélico así lo entendió y le colocó un “me gusta”, pero otro amigo me dijo que no sea tan amargado, que me busque una mina y que cambie el swich, “pastelazo”. me dijo que me parecía al grinch, y con eso me dejó pensando un buen rato. ¿Acaso soy igualito al monstruo verde que odiaba la navidad? ¿Acaso tengo aliento de ajo, me gusta comer vidrio y mi corazón es chiquitito?

Vi la película, y no es tan buena como la simpleza de la caricatura. Si no fuera por jim carrey sin duda pasaría desapercibida. Pero es suficiente como para ilustrar lo que se quiere mostrar del grinch: un huraño amargado, feo, ordinario. El grinch vive en las montañas, por lo tanto es temido, porque en general la gente odia y le teme a lo que esta fuera de su círculo cultural. Es simple, teoría de la identidad social. Te insertas en un grupo, este grupo te acepta e ipso facto, el resto que no pertenece a tu grupo, te merece repugnancia y rechazo. El grinch no es el monstruo que todos piensan, es simplemente un chato que ocupa su mal carácter como método de autodefensa; se cree malo pero solo es una persona sumida en soledad, autoexiliado de un mundo que lo humilla por su condición de peludo. De hecho, me atrevería a decir que el grinch no odia a la navidad, porque nunca ha sabido el real significado de esa fecha(que en realidad se trata de un pasaje de la biblia, pero el cumpleañero siempre se ha merecido mi respeto). ni en la película ni en la caricatura escuche a algún Quien hablar del nacimiento de Jesús en un pesebre, donde comen y duermen las vacas. Posiblemente el ruido de los villancicos nunca lo ha podido dejar reflexionar en aquello. Oh, si, es ensordecedor. Lo peor para el greench es que en la aldea de los quienes no hay pacos, por lo que no hay a quien reclamar por ruidos molestos. Y los villancicos las 24 horas del día saturan, tanto como la cumbia villera del vecino. El grinch odia un estereotipo de la navidad, la navidad de los Quienes.

Entiendo al grinch, porque se fue a esconder a lo más profundo de las montañas con una sensación de hastío, como la que sentí cuando vi la pelea de las dos señoras cuicas. Pensó a lo mejor en que si la navidad constaba de egoísmo, compras, ver quien tenía el mejor regalo y que la chica de sus sueños se quede con el más platudo, entonces hay que escapar de todo esto. Lástima por el, que no conocía ninguna otra forma de ver la vida que la de los Quienes. Complicado si se vive en un copo de nieve. Igual de lastima por nosotros, que aun no sabemos si existen los extraterrestres. A lo mejor allá la navidad no se celebra, porque todos los días es navidad. A lo mejor el sentido de la justicia social es tan bien entendido que no esperan a que llegue ese día para acordarse de los pobres, y por tanto no tienen la manía de regalar migajas de piedad falsa. Jesús está en los humildes, reza la biblia. Eso, quizá, lo entendieron mejor que nosotros.


Nuestras navidades son horribles, así lo entendió el grinch. Los pobres se sienten más pobres al ver su arbolito vacío de regalos y el reproche de sus hijos al no ver el notebook que querían y los ricos se sienten más ricos y poderosos. Al final la familia tiende a ser, en caso de los pobres una especie de premio de consuelo, como quien dice “bueno… al menos estamos todos juntos”. Y para los ricos, la familia es solo un accesorio, un chiche más del árbol de pascua. Si algo aprendí con la profe de teoría del hombre, fue que no es descabellado mirar la realidad como si no fuera realmente la realidad, sino una hiperrealidad, una especie de estado en que es imposible diferenciar lo real con lo fantástico. La hiperrealidad de nuestras frenéticas navidades puede ser culpa del capitalismo, de la tele, de los comerciales, etc., pero yo creo que es culpa de nosotros mismos. Es tanto el ensordecedor ruido mediático que hacemos que nos es imposible diferenciar lo real de lo hiperreal, como los villancicos que no dejan dormir al grinch, o los gritos de las viejas peleándose por un par de zapatos. Nadie puede pensar con tanto ruido.

Entonces, en este contexto, lo mejor que pudo haber hecho el grinch fue haber robado la navidad. Otra opción habría sido hacerse el loco, pero recordemos lo del ruido de los villancicos. . Esto produce en los Quienes un sentimiento de desnudez, de exposición que los hace reflexionar. Lo mismo que pasaría si de un día para otro la capsula fénix desapareciera, o si de un día para otro a la gente que votó por Piñera se le ocurriera informarse más. El grinch es un héroe, obligó a los Quienes a valorar a su familia, a despertar de la hiperrealidad en la que Vivian. Un grinch que cierre las tiendas, deje a las viejas de los zapatos con ganas de alegar o intervenga los canales de tv seria digno ver. Quedaría la cagada, los niñitos llorando y cosas así, pero al menos por una fecha, ricos y pobres serian iguales.

Salí del cyber y llegue a mi casa. Comí pavo asado con ensalada rusa y quedé satisfecho. De regalo, el viejito pascuero me trajo unos calzoncillos. El año pasado estuvimos a punto de perder a un miembro del núcleo familiar. Desde ese día, se han redoblado los esfuerzos cotidianos. Casi siempre estoy fuera de mi ciudad, mi papá come en su trabajo, mi hermana almuerza en el liceo y mi mamá en la casa en donde hace las cosas. Un almuerzo familiar ya es una navidad.

2 comentarios:

Unknown dijo...

me gusto esta entrada!
creo que tienes razón al decir que la navidad se convirtió en esto por nuestra culpa. Hablábamos con mi familia acerca de esto y concluimos que a los futuros integrantes de la familia, tal ves seria mejor no celebrarles la navidad porque se ha convertido en algo que a estas alturas esta exaltando cosas mas negativas.
en mi caso paso mucho tiempo con mi familia durante todo el año, somos de esos que no comemos hasta que no estamos todos en casa y gracias a eso la navidad ha perdido ese "toque especial" solo es otro día.

disfruta de los días y el clima.
muchos saludos!

Unknown dijo...

Excelente!!!
Gracias por tu comentario, que acabo de ver!
Saludos, primo waripolo! XD